Tarde un tiempo en darme cuenta cuanto amaba a Rubén. Habia estado tanto tiempo sola y triste que se me había olvidado lo que era amar a alguien.
Tuve que aprender a amar de nuevo, a depositar mi confianza en alguien, a dejar de luchar y de huir. Resumiendo, tuve que aprender a vivir. Rubén y yo no volvimos a hablar de ello, como si nunca hubiera pasado nada.
{Dos meses después}
Rubén y yo decidimos que íbamos a casarnos el 18 de Octubre en España, íbamos a invitar a cerca de 500 personas.
Llego el día y yo estaba en mi habitación de hotel dando vueltas como una loca, los nervios no me dejaban estar quieta;
Nina: ¿Puedes parar de dar vueltas y vestirte ya, por favor?
Leire: Esta bien, ayúdame.
Me metí en el traje y me mire al espejo, ¿Quién me iba a decir a mi que iba a acabar casándome con un chico que conocí en un aeropuerto?. Vino el servicio de peluquería y maquillaje y me acabaron de arreglar, me puse mis tacones y baje hasta el coche que me llevaría a la iglesia.
Al llegar, solo había gente alrededor, tanto invitados como fans de Rubén, mis manos temblaban al máximo y entre en la iglesia, del brazo de Samuel, tradicionalmente es tu padre el que te debe llevar, pero en mi caso, era imposible. Mi rencor hacia mi familia me negó invitarlos a mi boda, sonara maligno pero ellos no me dijeron la verdad.
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